Lectura del Libro del Deuteronomio 4, 1-2. 6-8: Lectura de la carta del apóstol Santiago 1, 17-18. 21b-22. 27 y Lectura del santo Evangelio según san Marcos 7, 1-8a. 14-15. 21-23
¿Cuáles son los mandatos verdaderos? ¿Cuáles tenemos que seguir? Los mandatos de Dios son sabiduría e inteligencia nos dice el libro del Deuteronomio. Sabiduría por que nos dicen como tenemos que vivir una vida para alcanzar la paz y la tranquilidad. Inteligencia por que nos invita a ser sensatos. Y dentro de esa sensatez Jesús nos previene de que no vivamos un culto vacío. Los lideres religiosos de su época es lo que hacían. Ponían leyes que no agradaban a los ojos de Dios. Pensemos en el cuarto mandamiento: Honraras a tu padre y a tu madre. Ellos tenían una norma que si daban el dinero al templo ya quedaban los hijos exentos de cuidar a sus padres.
Jesús quiere llegar a la profundidad de cómo se deben vivir los mandatos de Dios. Parte del Corazón. Es decir, de la esencia misma que nos hace personas. El culto verdadero es que la Palabra y las normas cobren vida. Se vivan intensamente y por convencimiento.
Vallamos ahora a nuestra vida. ¿Me siento satisfecha de ella? ¿Experimento esa paz que viene del evangelio? ¿Intento vivir una vida coherente con mi fe católica? Vivir las normas o por que no decir el evangelio, la Palabra de Dios, implica conocerla y para ello como las plantas necesitan su sustento y tiempo para que crezcan y florezcan, nosotros también. Jesús dice hoy que es lo de dentro lo que nos hace bueno o malos. De ahí, que tengamos que trabajarnos por dentro. Primero dedicarnos tiempo para la escucha. Luego comparar nuestra vida con la palabra y por último llevar a la vida lo que Dios nos dice por medio de su palabra. Ello exige tiempo. Por lo tanto, Jesús nos invita a trabajar nuestro interior desde su palabra. Empecemos hoy reflexionando e interiorizando si le hacemos caso a su Palabra y si somos sinceros con Ella.