Libro de los Números 6, 22-27, carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 4, 4-7, evangelio según san Lucas 2, 16-21
La vida en la comunidad nativa de Natividad es tranquila y apacible. Todos viven en armonía entre ellos y con el entorno. Pero hace unos días una empresa maderera ha visitado su comunidad y quieren talar sus árboles ofreciéndoles mucho dinero a cambio. La comunidad se ha puesto a discernir en la asamblea que es lo mas conveniente. En el acalorado dialogo ha surgido un resquebrajamiento de la unidad. Unos quieren que, entre los madereros, pues piensan lo que van hacer con ese dinero, otros están preocupados pues en experiencias pasadas ha mostrado que a la hora de la repartición de las ganancias saca lo peor de uno y los recursos del territorio disminuyen. Ante esta situación el animador cristiano pidió la palabra y dijo: “Nada bueno puede salir cuando lo que estamos hablando nos está dividiendo y saca lo peor de nosotros, debemos reflexionar que es lo más importante” hubo un largo silencio y asumieron al unisonó tomando la decisión de cuidar su territorio y no vender sus recursos.
El día 1 de enero recordamos y celebramos que se puede vivir en armonía y paz entre los hombres. Esa paz no solo es que no haya ningún conflicto bélico, sino que en nuestra vida cotidiana busquemos los medios y recursos para hallarla. Y, en esto los cristianos tenemos que apoyarnos en Dios. Escuchar a Jesús por medio de la oración nos pone receptivos para vivirla. Dios no vino a condenar al mundo, sino que vino a mostrar por medio de su hijo que se puede vivir en armonía y paz en esta vida.
La comunidad nativa de Natividad se olvido de algo muy importante como es la unidad y buscar el bien común de todos. Pero la reflexión los llevo a darse cuenta de lo que verdaderamente importa. Hoy el Evangelio nos vuelve a mostrar a María, la madre de Jesús, como una mujer reflexiva y que es consciente de como obra Dios en su vida y en su entorno. A nosotros nos esta tocando vivir en un mundo donde se invita poco a la reflexión. Tenemos muchas distracciones que nos hacen olvidar que es realmente lo más importante.
San Pablo nos habla de que somos hijos de Dios por adopción y eso nos hace ser personas libres y desprendernos de nuestra esclavitud. Pero, ¿Reflexionamos que significa ser personas libres? ¿Cómo nos ha liberado Dios? En este comienzo de año nos deseamos lo mejor, surgen en nosotros los buenos sentimientos, que mejor deseo y sentimiento de empezar una vida más reflexiva y entrar dentro de nosotros mismos para sacar lo mejor.
Desde la pandemia del Covid, ha surgido algo que todos sabíamos que existía, pero por miedo o vergüenza se callaba. La salud mental. Parte de la falta de ella se debe a estar buscando a fuera lo que se puede encontrar dentro de uno mismo. A lo largo de la historia cristiana han surgido personas como San Agustín que han demostrado con su ejemplo que en el interior estaba lo que tanto uno anhela y ansia.
Que este nuevo año que comenzamos sea un año para entrar dentro de nosotros mismo y hallar a ese Dios que se hizo hombre en Jesús y que quiere habitar en nosotros. Que la paz que nos trae Dios este con vosotros.