Lectura del libro de Isaías 40, 1-5. 9-11, Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a Tito 2, 11-14; 3, 4-7. + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 3, 15-16. 21-22
La sociedad en la que estamos inmerso la iglesia del Vicariato Apostólico de Iquitos se enfrenta a muchos retos. Durante la semana pasada se ha realizado una reflexión seria y profunda por parte de los agentes pastorales, religiosos, religiosas, sacerdotes junto al obispo. En ella se han propuesto acciones que definirán el camino del año 2025 para vivir el jubileo que el Papa Francisco propone. Hoy las lecturas nos hablan de “¡Preparen en el desierto el camino del Señor, tracen en la estepa un sendero para nuestro Dios!” En la navidad recordamos que Dios viene a nosotros. Hoy una vez más la lectura nos lo recuerda. Pero ¿Cómo podemos preparar ese camino?
Es importante insertarnos en la realidad. “Hablen al corazón de Jerusalén” nos dice el profeta Isaías que es lo mismo que decir hablar a toda Jerusalén, que no quede nadie. Por lo tanto, debemos insertarnos en todas las realidades de nuestra sociedad. Cada logro que se consigue para que la sociedad sea más justa, equitativa… se prepara el camino para que Dios venga. ¿Cuáles son las realidades que debemos cambiar en donde estamos inmersos la iglesia local de Iquitos? Cambios como pasar del agua contaminada a limpia, acceso al agua potable para todos, poner paz ante tanta violencia, acceso a un trabajo y salario digno, pasar del abuso al servicio, apostar por energías renovables y sostenibles, restaurar la naturaleza contaminada, apostar por la juventud… Todos tenemos la responsabilidad de ponernos al servicio de esa realidad en nuestra vida cotidiana. Dios nos ha dado dones y la capacidad.
Los cristianos tenemos una luz que dar en nuestra sociedad. San Pablo en sus cartas pastorales da mucha importancia al ejemplo de vida. Hoy nos recuerda el vivir de una manera: “… Ella nos enseña (La gracia de Dios) a rechazar la impiedad y los deseos mundanos, para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad, mientras aguardamos la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador” Celebramos el bautismo de Señor y ello nos recuerda al nuestro. San Pablo también nos dice que “Dios derramo sobre nosotros la gracia copiosamente” Jesús es el predilecto de Dios. Por medio de Él conocemos a nuestro Padre Dios. Permanecer en el amor de Jesús, es vivir según su voluntad. El bautismo nos recuerda a lo que estamos llamados, a vivir como verdaderos hijos de Dios. Por lo tanto, vivir una vida ejemplar nos ayuda a discernir y nos da la fuerza de sentir a Dios como actúa en nuestras vidas y nos da la fortaleza y lucidez de ser sal en la tierra.