DOMINGO V DE PASCUA
1ªLct.: Hch.14,21b-27:Contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos
Sal.144,8-9.10-11.12-13ab:Bendeciré tu nombre por siempre jamás.
2ªLct.:Ap.21,1-5ª:Dios enjugará las lágrimas e sus ojos.
Evangelio: Jn.13,31-33ª.34-35:Os doy un mandamiento nuevo que os améis unos a otros.
El esplendoroso y flamante anuncio de que Jesucristo el crucificado vive glorioso y es fuente de salvación para quienes crean en el Nombre de Jesús, lo difunden los apóstoles(enviados) como Pablo y Bernabé ,ahora fuera de Jerusalén,fuera de los límites de Israel(Listra,Iconio,Antioquía) con la viva conciencia de que su misión se remite a la comunidad, la iglesia que los envía y a la que vuelven para contar lo que Dios ha hecho por medio de ellos y cómo los gentiles(los paganos, los no judíos) acceden también a la fe y no dejan de referir.
Pero “hay que pasar mucho para llegar al Reino de Dios”. Es decir, tenemos resistencias interiores(el tirón del pecado) y exteriores(contrarios al evangelio de Jesucristo que no aceptan que el judío Jesús sea el Mesías, el Señor, el Hijo de Dios, Dios verdadero).Oraban, ayunaban y encomendaban al Señor a los que habían creído. Designaban presbíteros(ancianos, líderes, encargados, jefes).para mantener cohesionada la comunidad. Hasta el siglo IIº no queda constituida la jerarquía de la Iglesia, los pastores: obispos(sucesores de los apóstoles),presbíteros(colaboradores de los obispos) y diáconos(colaboradores de los presbíteros para el servicio de las comunidades en la caridad).Obispos y presbíteros o sacerdotes recibirán el carácter sagrado de la ordenación(actuarán en la persona de Cristo) y los diáconos(ministerio previo a la ordenación sacerdotal o como servicio permanente en la comunidad)
Se reconoce el sentido de la comunidad eclesial, de la iglesia en torno a los apóstoles que camina en el mundo como “pusillus grex”( pequeño rebaño),anunciando, celebrando y viviendo en la caridad el misterio de Jesucristo.Y todo para bendecir al Señor proclamando la gloria y explicando sus hazañas: establecer el Reinado de Dios.
El evangelista Juan en la visión del Apocalipsis(revelación) nos ofrece la imagen la imagen concreta del Reino futuro que ya ha comenzado y llegará a su plenitud en la eternidad gozosa.
La preciosa imagen de un “cielo nuevo y una tierra nueva” es como la Ciudad santa de Jerusalén que desciende como una novia engalanada para su esposo”.
La ciudad, habitada por lo bueno y lo malo ,pero que todos anhelamos como ámbito de pertenencia y residencia ,ahora es liberada y se convierte en morada de Dios y de los hombres “sin lágrimas, sin luto ni dolor” pues “yo lo hago todo nuevo”.S.Agustín en su importante libro “la Ciudad de Dios” nos da una visión de La Ciudad de Dios(Jerusalén) y la ciudad del diablo(Babilonia).Dos amores, dos ciudades: “Amor de sí” con desprecio de Dios y “amor de Dios” con desprecio de uno mismo .Contienden y ojalá nos sumemos a la ciudad de Dios de la que se nos promete su victoria sobre la ciudad del mal.
Jesús continúa confiándonos palabras de ánimo, consuelo, sentido y plenitud en la hora dramática de su despedida en el cenáculo con el dolor de quien lo abandona y traiciona :Judas. Aquí se manifiesta la glorificación de Jesús y del Padre, la manifestación del esplendor, de la gloria y majestad como expresión de un amor crucificante hasta el extremo y ser glorificado por la resurrección. Pasión, muerte y resurrección son la expresión de la glorificación o esplendor de Dios que sufre con su Hijo por amor al hombre. Jesús nos da un signo de la verdad de esta glorificación: el amor entre los discípulos: ”la señal por la que reconocerán que sois mis discípulos será que os améis unos a otros”
Señor, nos has redimido(liberado del pecado) y nos has hecho hijos, míranos siempre con amor de Padre y que cuantos creemos en Cristo, alcancemos la liberad verdadera y la herencia eterna»(ser hijos felices).Por el admirable trueque (intercambio: Dios nos entrega a su Hijo y el Hijo entrega al Padre el sacrificio por nosotros),Dios recibe nuestra iniquidad y nos reviste con su santidad., «concédenos que nuestra vida sea manifestación y testimonio de esta verdad que conocemos»
«Señor , que abandonando nuestra antigua vida de pecado, vivamos ya desde ahora la novedad de la vida eterna.»