TRIGÉSIMO PRIMER DOMINGO ORDINARIO.
1ªLct.:Deuteronomio 6,2-6:Escucha ,Israel. Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón.
Sal.17,2-3ª.3b-4.47 y 5.51ab.:Yo te amo, Señor, Tú eres mi fortaleza.
2ªLct.:Hebreos 7,23-28:Como permanece para siempre tiene el sacerdocio que no pasa.
Evangelio: Marcos,12,28-34:Este es el primer mandamiento. El segundo le es semejante.
El contexto en que se desarrolla este discurso de Moisés al pueblo lo situamos en la entrega que Dios hace a Moisés en el monte Horeb del decálogo o tablas de la ley.
Fruto de la elección como pueblo de su amor ,Yahvé establece una alianza, un pacto para que “seas feliz tú y tus hijos”.
“Escucha, Israel, el Señor es nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor tu Dios con todas las fuerzas. Guarda esto en tu memoria.» Todo ello ha dado lugar a la oración diaria Shema de la liturgia judía.
El amor de Dios no es algo que quede a libre elección, es un mandamiento que responde al amor que Dios tiene a su pueblo que incluye el temor de Dios, la obligación de servirlo y la observancia de sus mandamientos. El amor es compatible con el temor filial que excluye el servil -1ª Jn.4,18:en el amor no hay temor”
La realidad del amor de Dios llena los libros proféticos sobre todo Oseas y Jeremías, los salmos y el evangelio de Jesús que en este domingo en el Evangelio de Marcos 12,28-34, se refiere al libro del Deuteronomio 6,2-6.
El amor de Dios es la posibilidad más increíble y maravillosa del corazón humano. Poder amar a Dios con todo el corazón con toda el alma y con todas las fuerzas o lo que es lo mismo poder creer ,esperar y amar sin límites.
¿Qué le sucedió al pueblo de Dios, a Israel en su Éxodo a la tierra prometida y en su discurrir por la historia? Que se sintió tentado de vivir a su aire, tentado por la idolatría, por los ídolos con nombre: placer, ser y tener ,esos deseos incolmables que pretendemos saciar con cualquier alimento. Lo mismo nos sucede a nosotros que podríamos preguntamos desde la voz de la Palabra de Dios. ¿Quién o qué cosas mandan en mi corazón y son mis señores? A veces hasta a pequeñas cosas les podemos ,dar el corazón y negárselo al Señor…Y el Señor en su paciencia y misericordia susurrarnos :»Escucha ,Israel..Uno es el Señor.
Para Jesús también el amor a Dios es el principal mandamiento. Llama y ha llamado siempre la atención que añada algo por lo que no le habían preguntado: el segundo mandamiento es semejante al primero: amarás a tu prójimo como a ti mismo. El evangelista S.Lucas prolonga el diálogo con la parábola del buen samaritano.
La sublimidad del primer mandamiento a algunos les parece una cómoda inverificabilidad. Por eso Jesús secunda el mandamiento del amor de Dios con el amor al prójimo. No los llama iguales sino semejantes.
Comenta S.Agustín. “El que te impuso los dos preceptos no podía mandarte que amases primero al prójimo y después a Dios sino primero a Dios y luego al prójimo. Pero como no te es posible ver a Dios, amando al prójimo purifica tus ojos para ver a Dios, como lo enseña S.Juan: si no amas a tu hermano a quien ves ¿cómo amarás a Dios a quien nov es?(1ªJn.4,20)(In,Io 17,8)
Todo esto nos lleva a no olvidar que el amor al prójimo(4º al 10º mandamientos) reaviva la pregunta sobre la necesidad de Dios para el existir humano pues no son simples normas de convivencia sino cláusulas de la alianza, del pacto y por eso van precedidas de un recuerdo fundamental: Yo soy tu Dios que te sacó de Egipto, guarda mis mandamientos pegándote a mi pues en ello te va la vida
A esta peripecia humana de su relación con Dios le acompaña lo que hemos orado con el salmista: «Yo te amo, Señor, Tú eres mi fortaleza» y las palabras de la carta a los Hebreos: » Jesús, permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa, intercede a favor de los que se acercan a Dios: santo, inocente, si mancha, Ël se ofrece de una vez para siempre».
En este día del Señor os exhorto a interiorizar como anhelado talismán: “Escucha, Israel, el Señor es nuestro Dios, uno es el Señor»
Por eso hoy también nosotros como S.Agustín recomendaba a los catecúmenos aprender de memoria y recordar el símbolo de la fe, el credo; con la fuerza del Espíritu Santo recordamos y renovamos nuestra fe en el único Dios y Señor para amarlo con toda el alma y corazón y al prójimo como a nosotros mismos. Y todo lo demás por añadidura. Recordando el amor fuerte el Cantar de los cantares lo llevaré ,lo llevaremos como «un sello en el corazón, como tatuaje en el brazo» «El amor es fuerte como la muerte,l as aguas no lo apagarán»
Señor, concédenos caminar sin tropiezos hacia los bienes que nos prometes;
Que este sacrificio sea para nosotros una generosa efusión de tu misericordia: que alimentados con estos sacramentos tus gracia nos disponga a recibir las promesas con que los enriqueces..